La tecnología necesaria para el procesamiento de señales de audio en mesas de mezclas ha evolucionado exponencialmente, llegando a ámbitos que eran inimaginables hace tan solo unos años.
Por un lado, esta evolución se produce en el hardware. Originalmente, era para obtener la potencia necesaria para ejecutar los múltiples algoritmos responsables de procesar las distintas señales para un proyecto determinado. No eran más que una combinación de chips de procesamiento de señales dedicados. El equilibrio entre la potencia informática de los primeros chips de Motorola o Analog Devices y las demandas de procesamiento requeridas por estos algoritmos hace que estos dispositivos sean muy caros y únicos.
Hoy en día, con el desarrollo de la informática general y otros elementos informáticos más específicos de la mesa de mezclas (VLSI, FPGA, RISC…), no sólo se aumenta la potencia de procesamiento, sino que también se permite acceder a un segmento de mercado más amplio. Debido a su bajo costo.
Otro avance en el mundo DSP se relaciona con el software. El desarrollo del modelado físico y la tecnología de convolución tiene una imaginación realmente deslumbrante y no se parece en nada a los aburridos ecualizadores que aparecieron en las primeras propuestas de mezcla digital.
Hoy en día disponemos de simulaciones cada vez más precisas de casi todo lo que ha pasado en la historia del audio: compresores y ecualizadores clásicos, transformadores, válvulas, etc. Absolutamente todo se puede trasladar al mundo virtual.
Más allá de la simulación, existen procesos en el mundo digital que son exclusivos de esta tecnología. El procesador de masterización realiza varios tipos de correcciones dinámicas dentro de rangos de frecuencia selectivos, ecualización dinámica, reverberación ultrarrealista o corrector de tono automático.
Estas consolas contienen elementos informáticos que permiten funciones como la mezcla automática de micrófonos, la posibilidad de integrar el reproductor en la propia consola o grabar una sesión completa en una pista independiente. Puede administrar de forma remota la ganancia del preamplificador de micrófono desde varios puntos de interés, administrar el acceso a los controles de la consola en forma de permisos de usuario, sin mencionar el nivel de automatización que algunas de estas consolas pueden lograr, tanto en formato “instantánea” como en formas de automatización dinámica.
Modularidad
Una de las grandes ventajas de las mesas de mezclas es su modularidad. Absolutamente todos los componentes se pueden utilizar individualmente.
A un determinado nivel de una consola, especialmente en un entorno DAW, el número de entradas y salidas (y sus formatos), la cantidad de procesamiento DSP disponible y los algoritmos que queremos ejecutar en él, el tamaño de la consola… etc. Hechos En el sistema, cualquier elemento del sistema se puede configurar según sea necesario.
Por ello han surgido nuevos lenguajes híbridos. Existe un nivel de libertad topológica sin precedentes en lo que respecta a los DAW. Cualquiera de estas plataformas nos permite diseñar un formulario personalizado para cada proyecto que realizamos. Podemos elegir el número de buses sumadores, su formato multicanal y su funcionalidad, ya sean canales auxiliares, subgrupos/troncales, canales principales, CUE… Podemos elegir el número de canales personalizados, sus inserciones, sus procesos, prácticamente ilimitados. enviando… En definitiva, tenemos la máxima libertad para configurar estos dispositivos. Este concepto se ha extendido a entornos más híbridos.
El mundo de la radiodifusión también ha experimentado grandes cambios. El concepto de estas topologías abiertas se está volviendo cada vez más popular y es posible ampliar estas topologías si es posible. Si a esto le sumamos la interacción cada vez más estrecha con los sistemas de postproducción (DAW), la inclusión de formatos multicanal y la variedad de procesos disponibles, conseguimos un auténtico Hub de audio, una mesa de mezclas capaz de afrontar trabajos de gran capacidad.